Una parte importante del calendario se perderá
y las lunas restantes lo lamentarán intensamente.
La tonada que tocará la orquesta
infundada en sus trajes de luto,
llevará al decimoprimer mes pacíficamente
a un lugar muy alto.

El crisantemo junto con sus hojas morirá,
y caerá al suelo donde los ojos rojos yacen.
Aún así su posición superior permanecerá intacta,
aunque sus extremidades quedarán
reducidas a la mitad.

Disfrutemos del drama que se llevará a cabo
entre dos actos
Sería aconsejable buscar nuevos amigos.
Si piensa enfrentarlos sería aconsejable
contar con un grupo,
Porque ésto te llevará a enfrentarte con aquel
que has estado esperando.

Libertad, moral, ley moral, máxima, imperativo categórico, religión y racionalidad

El hombre es libre en tanto no esta determinado por las necesidades, es capaz de controlarlas y condicionarlas a través de la razón en tanto está en relación con alteridad necesita regirse por reglas que condicionen el actuar. Pone en uso esto a través de su voluntad, el querer hacer algo conforme a su asentimiento a la moral que ordena el mundo, esto es a partir de leyes universales y necesarias a todo hombre que coexista con otros.

La libertad es una idea de la razón y al no ser un concepto que tenga un referente empírico no puede ser real pero si se manifiesta a través de lo práctico, es decir a través de la voluntad, porque sin libertad es imposible una ley moral, sin el poder elegir no sirve de nada la restricción de las posibilidades a elegir. La moral se rige por sus leyes, por un “deber ser” en el mundo, un elevarse sobre las acciones vulgares reprimiendo nuestras inclinaciones, se extiende a toda la humanidad comprendiendo aún así lo particular porque todo hombre debería obrar como si lo hiciese cualquiera: “Obra de manera que tu máxima sea universal” queriendo el bien de todos, según una máxima que es el principio subjetivo del querer (pero que no siempre es moral):

“Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta; no depende, pues de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del principio del querer, según el cual ha sucedido la acción, prescindiendo de todos los objetos de la facultad de desear”

Siendo así digno de lo que posee que es la razón obrando según lo que es universal y necesario, pensándolo como una finalidad: lo que no puede alcanzar como individuo lo puede alcanzar como especie. Se trata de un categorizar las conductas dictando una trayectoria de actuación a través de un imperativo categórico que no muestra posibilidades sino como se hacen exacta y necesariamente las cosas, siendo esta la base de la moral, esto es por donde se debe mover el ser humano, un discurso que ha de enunciarse bajo cualquier condición y para cualquier ser humano manifestado en sus leyes.

“Sólo un ser racional posee la facultad de obrar por la representación de las leyes, esto es, principios; posee una voluntad”

El actuar según la idea trascendental de la libertad es actuar según la representación de una ley moral, apoyado en una racionalidad que me permite esto, en tanto me puedo representar lo que es bueno y lo que es malo para actuar según la ley, me permite formular el “quiero” en tanto puedo encontrar en mi mente las formulas de acción: el Sujeto racional es aquel que quiere saber como actuar; hacia la universalidad.

Pero así como el ser humano tiende a una finalidad, es decir a un bien universal supremo, además necesita algo que esté fuera, cubra sus miedos y la totalidad, la idea trascendental de Dios ayuda para que el hombre actúe condicionado; como si existiera el ser supremo que todo lo ve, es por eso que la religión se rige por las reglas morales, es un sustento a la moralidad porque no podrían existir dos preceptos distintos que lo desgarrara, se piensa a Dios como necesario en cuanto al cumplimiento: “como si”, en cuanto es representación de sentido, la moralidad nos lleva a la existencia de Dios, pero necesita de este concepto para completar al hombre, es acorde a la ley moral pero está al ser a priori no la necesita para sustentarse, no necesita de nada que lo sustente, aunque no hay fundamento divino en la moral pero lleva necesariamente a la religión: actuar moralmente, actuar religiosamente, eso representa la autonomía de un Dios que impone.
“El fin último, o el bien supremo, no es, en efecto, posible por la sola acción de los hombres, como tiene que serlo el cumplimiento del deber propio, sino sólo por una presencia sobrenatural que, sin embargo, no puede ser comprendida en su naturalez, ni conseguida mediante ciertos procedimientos, ni experimentada como tal”

Pero si Dios no existe todo está permitido, esto quiere decir que el encontrar algo que es externo y que su magnitud lo signifique todo, pone las condiciones del actuar frente al mundo, predispone al hombre con una nueva mirada del como hacer. Si no hay Dios no hay reino de los fines, nos pone los parámetros de actuación en tanto el remite a alcanzar un fin último en tanto nuestras acciones son buenas; esto sirve a lo planteado por Kant en tanto el fin del hombre ha de ser la universalidad.

Frente a la pregunta ¿Qué debo hacer? Debo hacer lo que la ley moral me diga, esta se resuelve en la obligación, la obligación de querer un bien que es común a todos, sólo se resuelve en el actuar. La forma de la moralidad se discute en la razón que es el principio soberano legislador, en la medida en que creamos un mundo que es normativo y estructurado hacia nuestra razón, ordenando el caos de la satisfacción de las sensaciones, es decir de la constante búsqueda de la felicidad, la cual al no ser determinada crea problemas porque se representa a través de la imaginación en cualquier cosa material, lo único que nos hace dignos de ella es la buena voluntad que es acto mismo desinteresado.

“Somos racionales en la medida en que nos representamos la ley moral”, debo reconocer en mí la legalidad de los actos universales y sólo en la libertad se representa la razón, es decir en lo práctico.

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