Una parte importante del calendario se perderá
y las lunas restantes lo lamentarán intensamente.
La tonada que tocará la orquesta
infundada en sus trajes de luto,
llevará al decimoprimer mes pacíficamente
a un lugar muy alto.

El crisantemo junto con sus hojas morirá,
y caerá al suelo donde los ojos rojos yacen.
Aún así su posición superior permanecerá intacta,
aunque sus extremidades quedarán
reducidas a la mitad.

Disfrutemos del drama que se llevará a cabo
entre dos actos
Sería aconsejable buscar nuevos amigos.
Si piensa enfrentarlos sería aconsejable
contar con un grupo,
Porque ésto te llevará a enfrentarte con aquel
que has estado esperando.

Discurso sobre la dignidad del hombre


Discurso sobre la dignidad del hombre



Honorabilísimos Padres:


En los escritos de los árabes he leído el caso del sarraceno Abdalah. Preguntando sobre que era lo más digno de admiración aparecía en esta especie de teatro del mundo, respondió: «nada mas admirable que el hombre». Esta de acuerdo con aquella sentencia de Mercurio: «qué gran milagro es el hombre, Oh Asclepio»[1]. Daba vuelta yo a estos dichos y trataba de explicarlos sin llegar a convencerme del todo de lo que muchos afirman sobre la excelencia de la naturaleza humana. Afirman, en efecto, que el hombre es el vocero de todas las criaturas; emparentado con los superiores y rey de los inferiores. Intérprete de la naturaleza por la perspicacia de los sentidos, la intuición penetrante de su razón y la luz de su inteligencia. Puente entre la eternidad estable y el tiempo fluyente. Cópula del mundo, y como su himeneo, según los persas. Un poco inferior a los ángeles, según David. Todo esto es ciertamente muy grande, pero no la razón principal, según ellos, para apropiarse el privilegio de concitar con justicia la máxima admiración. ¿Es que no se ha de admirar más a los mismísimos ángeles y a los felicísimos coros celestiales?


Por fin me pareció llegar a entender por qué el hombre es el ser vivo más feliz y el más digno por ello de admiración. Y llegué a entender también cuál es la condición que le ha cabido en suerte en el Universo, que le hace despertar la envidia no sólo de los brutos, sino de las estrellas y las mismísimas inteligencias supramundanas. Cosa increíble y admirable, ¿y podría ser de otra manera si por ésta su naturaleza el hombre es llamado y reconocido con todo derecho como el gran milagro y animal admirable?


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[1] Mercurio o Hermes, dios de la sabiduría. En este caso se refiere a la serie de escritos herméticos –Asclepius I-, escritos neoplatónicos que recogen la doctrina hermética.


Pico de la Mirándola:


De la dignidad del hombre:


Edición preparada por Luis Martínez Gómez. Madrid, 1984.


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Entonces, amigos míos, en vista de la deplorable situación que se encuentra el mundo, que se revela ante mis ojos al escrutar la realidad de mi país; me resta sólo tener una suerte de fe en que la esencia del hombre salga a flote de manera depurada. Así como hay quienes restan valor al matiz de permanencia rancia actual de la religiosidad-espiritualidad, llevando la creencia a un estadio primitivo; yo -por mi parte- resto importancia a la impureza de lo que acontece y pretendo esperar haciendo gala de mi justicia, templanza, fortaleza y prudencia el día que todo vuelva.
¿Seré un burdo espectador, concurrente pasivo que se convierte en contribuyente activo de la decadence?


¿Tu ingenuidad te empuja a creer que te lo diré?
Pues encomio tu ingenuidad y me mofo de tu pereza.

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